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El refugio antiaéreo de la Guerra Civil situado en el edificio consistorial y construido en 1938 ha recibido 14.145 visitantes desde su reapertura en abril de 2017, mientras que por el refugio de la calle Serranos, levantado en 1937, han pasado 2.478 personas desde que se reinauguró el pasado mes de abril. Ambos abren de martes a sábado y pueden visitarse en grupos de hasta 25 personas. La entrada es gratuita y es necesario concertar cita previa.
La restauración de los dos refugios de la Guerra Civil comenzó en 2016. El primero en abrirse al público, en abril del año pasado, fue el que se encuentra bajo el patio central del edificio consistorial. En 2017 recibió 8.515 visitas y unas 5.630 en lo que llevamos de año. Se trata de un refugio de tipo escolar que fue construido en 1938 y que tenía capacidad para 700 niños y niñas. Se modificó parcialmente en la década de los 50 y en la década de los 60 se utilizó como almacén de documentos. A lo largo del siglo fue cayendo en desuso hasta que, hace dos años, el Ayuntamiento emprendió el proyecto «para su puesta en valor como legado patrimonial de la memoria histórica de la Guerra Civil de la ciudad de València», en palabras de la concejala de Patrimonio y Recursos Culturales, Glòria Tello.
Por el búnker de la calle Serranos han pasado 2.478 personas desde que abrió sus puertas el pasado mes de abril. Después de la guerra, y hasta 1953, fue utilizado como almacén y tienda de plátanos. Posteriormente el Ayuntamiento lo cedió a la falla Santa Cruz, que lo convirtió en casal, pero en 2000 fue abandonado por problemas de goteras. La primera fase de recuperación del refugio consistió en la limpieza e impermeabilización del techo para subsanar las filtraciones de agua y seguidamente se realizó un estudio arqueológico para acometer la fase final del proyecto.
La edila ha recordado que «los edificios incluyen una musealización en paneles para que los visitantes aprecien las instalaciones y recuerden cuál fue su cometido» y ha puntualizado que «se trataba una demanda ciudadana de hace muchos años y para nosotros era muy importante llevarla a cabo». El plan de rehabilitación de los refugios antiaéreos forma parte de «una serie de acciones para la reparación de la memoria histórica, entre las que se incluyen el cambio de los nombres de calles y la retirada de honores, distinciones y símbolos que incumplían la Ley de Memoria Histórica o la recuperación de los restos mortales de Teófilo Alcorisa».