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El jurado del Premi Senyera de Artes Visuales 2019 ha elegido la obra '0 40 60 80 120 220 400 500 600 800 1000 1500 2000 5000', del artista Guillermo Ros Lluch como ganadora de la edición de este año. Se trata de una escultura de mármol rosa extraído en una cantera portuguesa que el artista ha "troceado" en varias piezas y vuelto a unir de una manera característica.
El premio está dotado con 12.000 euros, y el jurado ha estado formado por Maribel Doménech, catedrática del Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de València, en representación de la concejala de Cultura, Gloria Tello; Laura Silvestre, vicedecana de la Facultad de Bellas Artes, a propuesta de la Facultad de Bellas Artes; Álvaro de los Ángeles, comisario y crítico de arte, por parte del Instituto Valenciano de Arte Moderno; Sonia Martínez, coordinadora de programas públicos de Bombas Gens, e Irene Ballester Buhigues, gestora cultural y miembro de la Asociación Valenciana de Críticos de Arte.
Como obras finalistas del certamen han sido seleccionadas "Sin título", de Francisco José Cabero Gámiz; "Oscuras", de Manuel Enrique Gil Labrandero; "Como otro gallo en el cobertizo", de Diana Lozano y Álvaro Jaén; "South", de Carles Romany Giner; "Sin título", de María Tena Torres; "Liquen 1929", de Francisco Villa Guillem, y la que finalmente ha sido la ganadora, "0 40 60 80 120 220 400 500 600 800 1000 1500 2000 5000", de Guillermo Ros Lluch, que, como es habitual, pasará a formar parte de las colecciones municipales.
El jurado ha valorado la creatividad, el grado de elaboración, la innovación, la originalidad, el interés de la actividad y proyecto y la calidad técnica y artística. El autor describe su obra como "los restos de un proceso de trabajo largo y fatídico en que se ha perdido tiempo y salud. Siempre intentando superar el nivel a pesar de las adversidades. De 0 a 5000. El deterioro y la erosión son cada vez mayor. Con todo, llegado a un punto, el resultado estético final ya ni importa ni se desea. Lo más digno es hacer mención a la capacidad de aguante "in crecendo". Por ello, de la tonelada y media de mármol extraída en una cantera portuguesa, ahora sólo quedan los fragmentos testimoniales de un desgaste. Una erosión que ha dado lugar a la pérdida del valor mineral del material para convertirse en presencia orgánica en forma de trozos de cuerpo troceado".