Cultura
• Josep Bort: «Es importante que la gente conozca estas otras formas de acercarse a los monumentos falleros, los cuales conjugan creatividad, innovación y la recuperación de materiales nobles y menos contaminantes»
• El diputado de Medio Ambiente ha visita la exposición Arquitecturas para el fuego que se exhibe en el Colegio Territorial de Arquitectos de València, donde ha recordado la necesidad de trabajar por la sostenibilidad de la fiesta, aún más después de la declaración de las Fallas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad
El área de Medio Ambiente de la Diputació de València valora el atractivo de las Fallas 'experimentales' en su dimensión de monumentos que aglutinan tradición e innovación, además de mostrar los resultados de trabajos e investigaciones que permiten continuar avanzando hacia unas fallas más sostenibles. El diputado de Medio Ambiente, Josep Bort, ha aprovechado la ocasión para visitar la exposición Arquitecturas para el fuego, la cual se exhibe en el Colegio Territorial de Arquitectos de València (CTAV) hasta el próximo 20 de marzo. Una propuesta que aborda la creciente incorporación de los profesionales de este sector al mundo fallero. Bort también ha sido recibido por el artista plástico Cristian Gil, quien ha presentado al diputado algunos de los monumentos experimentales plantados a lo largo de los últimos años.
«Es importante que la gente conozca estas otras formas de acercarse a los monumentos falleros. Se trata de unas propuestas que conjugan creatividad, innovación y la recuperación de materiales nobles y menos contaminantes», ha asegurado Josep Bort. En este sentido, el responsable del área de Medio Ambiente ha recordado que la declaración de las fallas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad «nos obliga a trabajar también por la sostenibilidad de la fiesta. Y es desde la unión de esfuerzos entre las diferentes administraciones públicas que hemos empezado a dar pasos en este sentido».
Josep Bort ha recordado el proyecto Per unes Falles Sostenibles, el cual se está desarrollando desde la corporación provincial, en colaboración con la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural y el Ayuntamiento de València. «Una iniciativa que consiste en la elaboración de un estudio que estime el impacto real de la fiesta en los ámbitos económico, social, turístico y medioambiental en la ciudad de València y los municipios de las comarcas valencianas que también celebran fallas. Todo para disponer de un diagnóstico global de la fiesta a partir del cual determinar medidas, actuaciones y procesos de mejora que beneficien la fiesta en su conjunto, elaborando un Plan de Acción o Plan Estratégico de las Fallas que tenga en consideración a todos los colectivos que participan».
Por su parte, el vocal de Cultura del Colegio Territorial de Arquitectos de València, Pablo Peñín, ha destacado «el interés de los arquitectos por abrirse al mundo fallero». Y hacerlo, además, «aportando innovación y alto diseño a los monumentos falleros ya sus llibrets».
Peñín ha explicado que Arquitecturas para el fuego muestra «el resultado de investigaciones realizadas sobre nuevos materiales para la construcción de fallas, nuevas formas de concebir los monumentos, las cuales buscan la interacción del vecindario y de los falleros», ha indicado. «Las Fallas 'experimentales' han dado lugar a monumentos diferentes en cuanto a su concepción; diferentes en cuanto a su diseño; y diferentes en su forma de vivirlos o quemarlos, además de incorporar innovación a la más estricta tradición».
Innovación y tradición
Algunos de los trabajos que integran Arquitecturas para el fuego son los realizados por Cristian Gil, Jordi Chornet y Sara Fernández, con la colaboración de Leonardo Gómez, Jaume Chornet y Pedro Manuel Cabezos. Unos cadafals que empezaron a ver la luz en el año 2012, cuando surgió la posibilidad de plantar un monumento para la comisión Tarongers-UPV-Camí de Vera. La propuesta consistía en crear una falla 'experimental' e innovadora, dentro de un mapa de monumentos tradicionales, con el uso de materiales biodegradables y biocombustibles –como son la paja de arroz, la madera, el cartón o la cola de harina, entre otros– y la búsqueda de nuevas temáticas y nuevos comportamientos artísticos en torno a la fiesta fallera, conjugando ésta con la sostenibilidad y la preocupación ecológica.
El resultado, cerca de una decena de monumentos desde entonces que han conseguido un total de cuatro premios de Ingenio y gracia y dos galardones a la mejor falla 'experimental', entre otros reconocimientos. «Cada uno interpreta la realidad de una determinada manera y el arte nos ofrece la posibilidad de ser libres en su representación», ha subrayado Cristian Gil en relación a la innovación trasladada a los monumentos falleros.
Estos monumentos han dado lugar a numerosas innovaciones. Este es el caso de Uróboros (2016). Por un lado, su forma esférica fue resuelta mediante una estructura de madera poco convencional en el mundo fallero. La estructura estaba recubierta por una piel compuesta de planchas de madera contrachapada ranuradas, que confería al monumento diferentes facetas, ya que actuaba como un tamizador de luz que durante el día proporcionaba un juego de luces y sombras en su interior; mientras que por la noche dejaba escapar la luz artificial hacia el exterior, ofreciendo una lectura totalmente diferente.
En el interior esperaban varias sorpresas al visitante, ya que la falla funcionaba como un espacio expositivo que contenía diversas figuras y objetos, entre los que se encontraba un simulador de proyecciones holográficas. Cada uno de los elementos expuestos incluía, además de su cartel descriptivo, un código QR para ampliar la información del elemento mediante dispositivos móviles. La falla se complementaba con efectos de luz artificial y otras innovaciones, como un espectáculo de vídeo mapping, elaborado por la profesora Amparo Carbonell y el grupo de investigación de la Facultad de BBAA Laboratorio de la Luz.